Los primeros mil días del bebé - período que engloba los 270 días del embarazo y los 730 días referentes a los dos primeros años de vida - son decisivos para evitar la obesidad infantil. Por lo tanto, el cuidado debe comenzar con una alimentación adecuada de la madre durante el embarazo. La lactancia materna reduce el riesgo de obesidad entre un 20% y un 25%, pero aun así existen otros factores que pueden desencadenar la condición más allá de la alimentación, como factores genéticos, metabolismo o enfermedades preexistentes. En cualquier caso, la obesidad infantil, además de poder generar otros problemas de salud, suele estar correlacionada con problemas de convivencia escolar, como el acoso escolar (bullying), y debe tratarse con cuidado.
Perder peso y adquirir hábitos más saludables puede contribuir a nuestro bienestar, pero, más que eso, es importante sentirse bien física y psicológicamente. Estar a gusto con el propio cuerpo, aunque se intente cambiarlo, es fundamental para que el proceso de pérdida de peso fluya de la mejor manera posible, sin traumas. Los buenos hábitos son más fáciles de mantener cuando se aprenden en la niñez. Eso no significa que el niño deba ser sometido a una dieta estricta o que se le prohíba comer lo que le gusta, sino que algunos cambios en la vida cotidiana marcan la diferencia para prevenir la obesidad (y mantener la salud en general). Primero, es necesario hablar del tema: así, es posible entender si el sobrepeso ya está perjudicando algún otro aspecto que puede requerir un psicólogo, por ejemplo.
Sé un buen modelo Los niños aprenden con el ejemplo. Una de las maneras más poderosas de incentivar a tu hijo a estar activo y comer bien es hacerlo tú mismo. Cualquier cambio que hagas en la dieta y en el estilo de vida de tu hijo es mucho más probable que sea aceptado si los cambios son pequeños e involucran a toda la familia.
La actividad física puede ser divertida Los niños con sobrepeso no necesitan hacer más ejercicio que los niños más delgados. Su peso corporal adicional significa que naturalmente quemarán más calorías. Todos los niños necesitan unos 60 minutos de actividad física al día para gozar de buena salud, pero no hace falta que sea todo de una vez. Juegos en los que los niños corren ya cuentan como ejercicios.
Porciones de tamaño infantil Intenta no alimentar a tu hijo con porciones grandes. Una buena regla es comenzar las comidas con porciones pequeñas y dejar que tu hijo pida más si todavía tiene hambre. Trata de no hacer que tu hijo termine todo lo que tiene en el plato o que coma más de lo que quiere. Y evita usar platos de tamaño adulto para niños pequeños, ya que eso los incentiva a comer porciones grandes.
Come comidas saludables Los niños, al igual que los adultos, deben comer 5 o más porciones de frutas y verduras todos los días: son una gran fuente de fibras, vitaminas y minerales. Lo ideal es que la mayor parte de sus calorías diarias provengan de alimentos saludables, como frutas y verduras, y alimentos ricos en almidón, como pan, papas, pasta y arroz (preferiblemente integral).
Menos tiempo de pantalla: más horas de sueño Evita que tus hijos estén demasiado tiempo frente a las pantallas, ya que eso aumenta la probabilidad de engordar. No hay consejos rígidos sobre cuánto es demasiado, pero los especialistas afirman que los niños no deben ver más de 2 horas de televisión al día. Cuanto más tiempo pasen frente a las pantallas, menor será el sueño y mayor el riesgo de volverse obesos.
*Todas las informaciones contenidas en este post fueron basadas en informes periódicos, revistas y/o sitios de noticias.
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